Hoy sigue siendo una tarea urgente reflexionar en torno al movimiento de Cherán K´eri y de otras experiencias similares. En este marco, la memoria viva (kejtsitani) es fundamental para seguir avanzado en la lucha que se hizo visible a partir del 15 de abril de 2011. La memoria es una forma vital de ir construyendo y reconociendo el sentido comunitario de la organización y de nuestra historia como comunidad. Así, recordar cómo hemos venido caminando la libre determinación se torna un ejercicio profundamente necesario. Las reflexiones de la lucha por la autonomía tienen como eje el sentido comunitario, que nos mueve a tejer relaciones y posibilidades de organización más allá de aquellas promovidas por los partidos políticos. Es el sentido que nos insta a escarbar en la experiencia de nuestra comunidad, en esos pasajes que marcaron y marcan nuestro presente y que se vitalizan en la palabra de los ancianos y ancianas, de nuestros padres, madres, jóvenes, niños, niñas; en la palabra de todos y todas. Es así como el ejercicio de la memoria es una forma de manifestar la indignación frente al Estado y al capitalismo. El caso de Cherán K’eri sobresale en el marco de un país convulsionado por la violencia, la corrupción y la impunidad. Sobresale porque fue un estallido de muchos y muchas, más allá de los límites geográficos, de una colectividad que se reconoció en la práctica de la rebeldía y en un contexto donde repensar las alternativas de autonomía era y es una tarea urgente. Cherán es posible no por casualidad, sino por la activación de la memoria encarnada en su forma comunitaria. Cuando se pierden de vista las formas de organización propias se tiene el riesgo de tomar las prácticas de lo que ha sido nombrado como crisis civilizatoria, es decir, la acumulación de la riqueza y la negación de la comunidad. La lucha ha sido una constante histórica en Cherán, sin embargo, precisamente en tiempos de globalización ésta es más notoria, adquiere mayor alcance y significado. Lo que la comunidad ha logrado hasta el momento, es el resultado de un caminar basado en principios solidarios y colectivos. Nosotros hemos compartido un camino que rescata lo común de la memoria profunda y en colectivo, la palabra puesta en movimiento que no relega, sino que dialoga con esas otras voces que, al igual que la nuestra, combaten una política del olvido (morikuarhini). Precisamente esta es una tarea permanente que permite la organización autónoma. Fogata Kejtsitani, Memoria Viva.